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Economía colaborativa: Su impacto en el negocio ganadero y el consumo

Sin bien la agricultura colaborativa ha existido en África, Irlanda, Italia, Francia y Estados Unidos desde el siglo XIX, hoy vemos cómo producto de la expansión del universo digital con las redes sociales, y la crisis financiera mundial (2008) con la quiebra de los grandes bancos; surgen cambios en los paradigmas de consumo establecidos hasta ahora, con la generación Millennials como principal exponente, están cambiando y potenciando un renacimiento de los antiguos sistemas de economía colaborativa.


La tecnología ha cambiado modelos de negocios tradicionales enfocando las necesidades de los consumidores a modelos de negocios (P2P).


Hoy el fenómeno digital (revolución 4.0), genera nuevas relaciones productivas, transformando los estándares de consumo en el mundo. Así, la economía colaborativa o compartida es un sistema de intercambio de bienes y servicios a través de plataformas digitales, sustentado en la reputación y la confianza como base de la decisión de compra-venta.


Con las plataformas digitales se reducen las barreras de desconfianza, pues toman la llamada “reputación digital” de perfiles de usuarios con valoraciones y referencias que dan pie a nuevas formas de relacionarse, intercambiar y monetizar bienes económicos, con modelos de negocios innovadores.


La economía colaborativa, además de solucionar problemas entre personas y generar ganancias económicas compartidas, tiene como valor agregado la generación de conocimientos, a través del compartir experiencias, y en el caso concreto del sector agropecuario, además de optimizar la cadena de suministros, generar financiación, conexión del consumidor con él productor, tiene un altísimo impacto social y ambiental.


El Internet, los sistemas de geolocalización, la portabilidad y sociabilidad de las nuevas tecnologías, aunado al surgimiento de nuevas generaciones de ciudadanos con mayor capacidad y alcance para impactar en su entorno a través de un click, son algunos de los aspectos técnicos y culturales que sustentan este nuevo modelo de intercambio que está redefiniendo la forma de hacer negocios y relaciones interpersonales.


Su verdadero potencial está en la gente, en su deseo de integración para compartir el proceso de generación de valor, con triple impacto. Cada persona que trabaja y colabora en un área diferente en esta economía, aporta un potencial infinito de posibilidades de creación e innovación, incluso apalancamiento financiero en pequeños, medianos y grandes proyectos.

La economía colaborativa supone un cambio cultural, “mindset“ es una economía de acceso en la que podemos encontrar desde choferes privados y empleadas del hogar hasta alojamientos, alrededor del mundo.

El crecimiento exponencial de la economía colaborativa en los últimos años, a nivel global, no habría sido posible sin el desarrollo de plataformas tecnológicas P2P que aseguran un ecosistema en el que intercambiar bienes y hacer transacciones en línea, resultara tan sencillo como introducir ciertos datos personales y hacer algunos clicks.

Según algunos medios especializados, la economía colaborativa es una de las “10 ideas que cambiarán al mundo”, hoy vemos cómo se va posicionando; su estructura se basa en la aplicación de nuevas tecnologías para establecer redes de intercambio, de comunidades establecidas para compartir bienes, espacios o servicios. Es un fenómeno del ciudadano libre.


La economía colaborativa tiene detractores, como es lógico. A medida que este modelo económico se ha ido expandiendo y consolidando, han surgido críticas, oponentes a su desarrollo, pues representa competencia para algunos sectores empresariales tradicionales que no están acostumbrados a la competitividad.

Hoy independientemente de las posiciones, se observa el deseo de consumidores en el mundo de buscar soluciones al acceso a bienes y servicios, que satisfagan las necesidades de la sociedad y les proporcione un diálogo horizontal, de igual a igual, basado en la reputación y confianza, con un sistema de intercambio donde tengan la posibilidad de intercambiar los roles de consumidores y productores.


Los actuales sistemas de reputación implantados por las plataformas y redes sociales, hacen que el usuario tenga la información necesaria sobre el bien o el servicio al que se dispone a acceder.

Hechos que promovieron el auge de la economía colaborativa.


Las crisis económicas a nivel global, llevaron al sistema financiero al borde de la quiebra, altas tasas de desempleo, así mismo, la creciente preocupación por la ecología y el medio ambiente han hecho que en la última década las personas descubran y promuevan un consumo colaborativo, que prioriza la reutilización de bienes sub utilizados.

Por esta razón muchas personas, en distintas regiones del mundo, han encontrado en la economía colaborativa una forma idónea para obtener los productos y servicios que requieren, sin comprometer su situación financiera, pues este modelo prioriza el uso del objeto sobre la propiedad del mismo.


Este rejuvenecido concepto ya ha despertado la creatividad de millones de personas que demuestran que estamos situados en un punto coyuntural en el que la economía colaborativa puede ser usada de forma cada vez más innovadora y socialmente responsable.


Visión de futuro y oportunidades para el sector agropecuario Venezolano


Estamos en un país en transformación, que de alguna manera busca su rumbo económico, no se vislumbra un modelo donde exista un Estado proveedor, ello representa un gran reto para los ciudadanos, también una gran oportunidad para diversificar la economía, una economía con un sector agropecuario competitivo que debe evaluar fórmulas innovadoras y estrategias para lograr un verdadero impacto en el desarrollo nacional, la colaboración tiene un gran potencial para integrar y lo más importante que nace de la libertad y la elección individual, no debe ser un modelo impuesto por normas del Estado, debe nacer como una fórmula para solucionar los problemas de los mismos participantes.


Sin duda, debemos fortalecer la confianza entre los participantes para avanzar con pasos firmes a un desarrollo sostenido. La economía colaborativa funciona gracias a ciudadanos independientes que trabajan juntos, pero esta colaboración exige la regeneración de la confianza hacia las personas que nos rodean.


La economía colaborativa busca ofrecer nuevas alternativas al sistema actual, sumar nuevas posibilidades. Propone aprender a valorar los intangibles como el medio ambiente, las conexiones entre personas, la capacidad de creación e innovación. En el caso de la ganadería es un forma ideal para optimizar la cadena de suministros, producir bajo demanda, educar al consumidor, obtener financiación, compartir experiencias, generar empleos, evitar el abandono de los campos, garantizar trazabilidad con garantía de inocuidad.


Generamos proyectos, compartimos recursos y tenemos ganancias compartidas, conociendo de primera mano a los beneficiados.

Nicolás Pacheco Presidente de ASOSENEPOL Director de CONVECAR CEO @clabeganadera

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