Según literatura especializada, el ganado de levante son animales en periodo de crecimiento, con peso de más o menos 200 kg. El negocio consiste en llevarlos hasta un peso de aproximadamente 350 kg y venderlos a ganaderos que se dediquen a continuar el proceso de engorde en el negocio de la ceba.
En entorno de precios estables o a la baja, el éxito del negocio está en saber comprar. Lo óptimo es comprar animales que tengan más de 280 kilos, algo flacos, con mestizaje cebú por su adaptación y rápido desarrollo. Es preciso controlar muy bien el momento del pesaje y el transporte para evitar pérdidas por mermas.
Llegado el ganado se debe pesar, marcar, desparasitar, suministrar vitaminas y minerales. Entre menos se mueva el ganado al corral es mejor (esto evita pérdida de peso y de tiempo). Se deben conformar los grupos según peso y condición corporal, por grupos homogéneos de tamaño.
Al igual que para otros negocios de ganadería, en el levante hay diferentes sistemas, intensivos, semi intensivos o extensivos; lo importante es garantizar el alimento.
Si el ganado se atrasa, es decir pierde peso corporal por razones de alimento o enfermedad, se pierde dinero, y por experiencia propia, podemos afirmar que no hay nada más complicado que recuperar animales atrasados.
La venta también debe ser planeada estratégicamente, pero antes que preocuparnos por el precio, siempre debemos premiar la productividad.
Con esta estrategia logramos invertir inteligente, seguro y con buena rentabilidad.